06 marzo 2009

Las personas hacemos las empresas

Esta semana he tenido la oportunidad de asistir a un evento en el que estuvimos discutiendo sobre un nuevo modelo organizativo (aunque no es relevante, diré que era sobre la convergencia de seguridad lógica y física).

Después de analizar todas las bondades del modelo y considerando lo poco habitual que es encontrárselo en la actualidad, se me ocurrió preguntar a los ponentes por los frenos que ellos consideraban que impedían su adopción. La respuesta fue tan simple como rotunda (gracias, Manuel): "Las personas" [con la Iglesia hemos topado, amigo Sancho].


Podríamos recurrir a la manida resistencia al cambio, pero después de leer la última novela del Dr. Goldratt, "The Choice" (gracias, Mario) coincido con él en que el comportamiento de las personas depende de sus zonas de confort: dentro de ellas encontramos mentes abiertas y acción, pero fuera, solo vemos dudas y resistencia.

Y si no lo veis, pensar en cuántas veces, en vuestras propias organizaciones os encontráis con comportamientos asociados a esta idea:
  • Personas que han cambiado de función pero que no se desenganchan y siguen inmiscuyéndose en la labor de su sucesor.
  • Procedimientos que se cambian pero que, a pesar de todo, las personas seguimos haciéndolo como antaño.
  • Profesionales comerciales con reticencias a vender los nuevos productos y servicios diseñados por la empresa.
  • Profesionales que no aplican las mejoras en los medios de producción o no aplican las nuevas líneas de reporting.
  • Y así, un largo etcétera de situaciones cotidianas que están explicadas por el mismo factor, no queremos salir de nuestras zonas de confort.

En definitiva, que somos nosotros los causantes de nuestras propias desdichas por nuestros miedos a lo que escapa de nuestro control / influencia [si es que alguna vez estuvo]. Por eso, la labor de un jefe debe ser explicar detallada y claramente los cambios, las nuevas situaciones de forma que todo el mundo sienta que no tiene nada que temer de las mismas y si, aún así, hay alguna persona que se resiste, desde luego, tomar medidas para que el resto (que sí ha adoptado los cambios) no se vean perjudicados.