Pues sí, aunque parezca mentira ha sido mi última lectura. Básicamente, por dos motivos. Primero porque no lo había leído [sí, sí, había visto la película de Disney pero no había leído la obra]. Y tengo que reconocer que me ha gustado, la he leído de un plumazo y me he divertido. No lo puedo remediar, me encantan los juegos de palabras [os recomiendo su lectura en inglés], las referencias a sucesos externos de una manera más o menos velada y los razonamientos falaces. Y el libro está repleto de ellos.
Y segundo, porque una mañana hace unos pocos días [afeitándome, que es cuando me pasan estas cosas], me dí cuenta que hay momentos en la vida (tanto personales, como profesionales) que son, a todos los efectos, como un viaje al País de las Maravillas:
- Hay un conejo blanco, que despierta tu curiosidad y te atrae de manera irremediable a la madriguera de entrada al País.
- Durante un tiempo [lo que dura una siesta, y yo soy muy dormilón], vives experiencias increíbles, alucinantes, diferentes a todo lo que has vivido hasta ese momento.
- Cuando despiertas, te das cuenta, de que todo ha sido una ilusión y que aquello fue solo un espejismo, el producto de tu imaginación, de tu inocencia.
En definitiva, lo he leído porque, ya que tenía la sensación de haber realizado un viaje a un País de las Maravillas, quería conocer en detalle cuál había sido el viaje de Alicia.