El pasado 29 de febrero, la Fundación ESYS presentó en el marco de SICUR su "Estudio de Seguridad Privada en España. Estado de la Cuestión 2012" (pdf). Gracias a ISACA Madrid, he tenido la oportunidad de seguir de cerca la elaboración de este estudio y me parecía interesante analizar sus conclusiones como continuación a entradas anteriores relacionadas con la convergencia de la seguridad.
Antes de entrar en materia, creo que deberíamos aclarar que tradicionalmente se consideran tres tipos de apellidos para la seguridad: la seguridad física, la seguridad de la información y la ciberseguridad. La primera se encargaría de los activos físicos (edificios, personas, instalaciones...), la segunda protegería la información en sus distintos formatos (donde los sistemas de información tienen un peso relevante pero no exclusivo) y la última se centraría en las amenazas ciber. Considero este aspecto importante porque ayuda a entender mejor la situación:
- La seguridad de la información incluye la seguridad informática pero también ciertos aspectos de seguridad física (protección de la información en papel, protección de los servidores...)
- Se producen ciertas áreas de solape, por ejemplo, a la hora de proteger la información en papel, ¿quién es responsable?
Por este motivo, habría preferido que en el estudio se hiciera referencia a la ciberseguridad en lugar de a la seguridad informática, creo que hubiera sido más acertado.
Entrando en materia, lo primero que llama la atención es que, al margen de los problemas que puedan existir en la seguridad física, 8 de las 14 conclusiones hacen referencia a la ciberseguridad y 2 de ellas son comunes.
En relación a estas conclusiones, me gustaría comentar lo siguiente:
- No considero que la ciberseguridad requiera de una regulación específica, más bien la regulación en materia de seguridad debe contemplar todas sus perspectivas, no solo la seguridad física (como ocurre actualmente).
- Coincido, por tanto, en que debe realizarse desde una perspectiva integral, pero entendiendo las diferencias que existen entre ambos ámbitos y, lógicamente, sin que ninguna perspectiva tenga ninguna prevalencia sobre la otra.
- Se me antoja complicada la elaboración de baremos que permitan valorar la calidad del servicio prestado de manera general dadas las múltiples variantes de servicio que existen pero, bueno, es cuestión de trabajarlo, tampoco es imposible.
- También coincido en la necesidad de contar con información estadística sobre incidentes de ciberseguridad, para que sea posible aprender y entender lo que está pasando y la evolución de las amenazas.
- Respecto a la formación reglada, es cierto que existen múltiples posgrados y másteres en seguridad de la información por lo que el asunto no es tanto que no exista una formación reglada adecuada sino que, más bien, sea reconocida u homologada la existente.
- Finalmente, en cuanto a la responsabilidad, no sé si debe existir una sola persona o no que aglutine toda la responsabilidad en materia de seguridad, lo que desde luego es obligatorio en el mundo actual es que ambas funciones estén coordinadas.
Por otra parte, las propuestas de actuación se han clasificado en: Marco legal, relación público-privada, profesionalidad y formación y reconocimiento social. En relación a estas propuestas, también me gustaría comentar algunos aspectos:
- La regulación que se establezca para la ciberseguridad debe contemplar / entender las particularidades de la misma y no tratar de replicar los mismos conceptos porque es posible que algunos no tengan mucho sentido.
- La coordinación, en caso de incidentes, entre los ámbitos públicos y privados es fundamental. En este sentido todo lo que se pueda avanzar en colaboraciones entre CSIRTs públicos y privados será de agradecer.
- Las titulaciones oficiales no deben tratar de regular las funciones de las personas en las organizaciones (Director, Jefe, etc... ) más bien, deben centrarse como en cualquier otra práctica en garantizar unos conocimientos mínimos y luego, cada organización decidirá lo que hace falta para cada puesto.
- Finalmente, el tratar de hacer avanzar la seguridad a través del canal de la Responsabilidad Social Corporativa lleva siendo explotado durante bastante tiempo por la ciberseguridad con unos resultados bastante escasos. Desde mi punto de vista, me parece mucho más adecuado que se integre en el ámbito de la protección civil.
En cualquier caso, me parece un primer acercamiento a la situación que vivimos actualmente y que puede servir para empezar a caminar en una mejora de la protección gracias a la colaboración entre seguridad física y lógica. Ya veremos lo que nos depara el futuro.
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