03 enero 2008

La seguridad y la percepción de control

Uno de los principios fundamentales sobre los que se basa el control interno en cualquier organización es el hecho de que la percepción de control es uno de los elementos más eficaces para evitar conductas, actos no deseados. Basta con informar a los usuarios de nuestros sistemas de información de que vamos a hacer una clasificación con el Top10 de consumidores de ancho de banda para que todo el mundo se retraiga en las descargas desde Internet.

Ahora bien, si el control que utilizamos está mal diseñado y no permite realizar adecuadamente esa clasificación o existen resquicios por los que escaparse, estamos perdidos: La consecuencia será justo la contraria. ¿A qué se debe esto? Básicamente, al componente psicológico que tiene la evaluación del riesgo (y por ende, la seguridad). Por eso, no puedo estar más de acuerdo con la tribuna que ha escrito Santiago Grisolía, presidente ejecutivo de los Premios Rey Jaime I, sobre los controles de seguridad en los aeropuertos.

Y es que, los controles de seguridad de los aeropuertos están perfectamente mal diseñados y son una muestra de lo que nunca haría un experto en seguridad:
Establecer controles ineficaces (porque no consiguen lo que pretenden) e ineficientes (por los costes que generan) que dificultan a los usuarios y entorpecen la prestación del servicio. Pero sobre todo, lo peor, es que generan la sensación contraria a la deseada: Se supone que esos controles persiguen transmitir a los usuarios una sensación de seguridad pero lo que consiguen es justo lo contrario; como todos sabemos de los grandes fallos que presentan, a los que volamos habitualmente solo nos queda rezar (o lo que sea) para que nuestro avión no sea uno de los "elegidos" porque, desde luego, como tengamos que depositar nuestra confianza en los controles de seguridad de los aeropuertos, lo llevamos claro (que diría un castizo).

Supongo que lo trágico de los incidentes que ocasionaron todas estas medidas justifica la situación, pero creo que, pasado cierto tiempo, se impone una reflexión entre los organismos responsables de estas medidas que permitan contribuir de mejor manera al objetivo que se persigue de dotar de una mayor nivel de seguridad a los viajes en avión.

La definición y el diseño de controles de seguridad (creo que todos estaremos de acuerdo) no puede ser tal que impida o dificulte que una organización cumpla sus objetivos (su meta). Y estos controles de seguridad, creánme, no ayudan a fomentar los vuelos en avión, por ejemplo, frente a la competencia de la Alta Velocidad... solo una reflexión para finalizar: ¿Por qué los controles de acceso son tan diferentes en los aeropuertos y en las estaciones de tren cuando ambos medios de transporte han sufrido (al menos en nuestro país) el terrorismo de igual manera?

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