07 marzo 2011

El precio del riesgo

Me ha llamado la atención las declaraciones de ayer en Cinco Días del responsable de banca de consumo de Citibank para España y Bélgica, Joel Korneich, sobre los cambios que ha sufrido el banco tras su rescate por el Gobierno de EE.UU. (32.500 millones de dólares inyectados, nada menos). Básicamente han sido dos las frases que querría resaltar, además del titular de la entrevista ("No se debería dar bonus a quien asuma riesgos altos"):

"La experiencia ha hecho que nos concentremos más en la gestión del riesgo y en la estructura de gastos de la empresa"
"Todas las áreas de los bancos tendrían que restringir su ambición y su riesgo"

Aunque suena muy bien, la verdad es que no encaja con el cortoplacismo instaurado en todos los ámbitos de nuestra sociedad actual, tanto en la política, como en la economía o en el ámbito privado. 

Para abordar realmente el problema y que las empresas no asuman riesgos excesivos (y esto aplica tanto para prácticas de negocio, como para la gestión de la seguridad) la solución debe pasar porque los usuarios y los negocios paguen por el coste real de lo que consumen y producen (al estilo de lo que propone Don Tapscott en MacroWikinomics para abordar el cambio climático y los productos ecológicos).

Es decir, los productos y servicios que no implantaran mecanismos de seguridad deberían incorporar el coste de los perjuicios que estarían creando (difusión de malware, vulneración de la privacidad de las personas, etc.) de forma que aquellos productos y servicios que sí estuvieran actuando de manera segura fueran competitivos. De esta forma, el propio mercado regularía esta situación, penalizando las actitudes demasiado arriesgadas para la sociedad en su conjunto.

Mientras esto no sea posible y las conductas arriesgadas sigan siendo rentables, va a ser difícil que lo que Joel nos propone pueda tener continuidad en el mundo actual: Los comportamientos arriesgados serán más rentables y serán los que subsistan en nuestra economía de mercado.

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