12 marzo 2007

Consultoría artesana... ¿en una empresa?

El motivo de mi entrada en este mundo de los blogs fue conocer por boca de otros como veían este mundo de la consultoría al que me dedico y, sobre todo, como pensaban que se podía hacer mejor. Y ahí fue donde me topé con el concepto de consultoría 2.0. La verdad es que, viniendo de una de las big four, sabía muchas cosas que no debía hacer, pero sobre cómo hacerlas, tenía bastante menos información y formación, por no decir ninguna.
Así que aquello me empezó a entusiasmar. Creo que al primero que leí fue a Julen:
  • "Ética personal y deontología profesional con el cliente
  • Respeto como valor clave en la gestión de personas.
  • La relación con el cliente.
  • Sistemas de incentivos, retribución y reconocimiento.
  • Atracción y retención del talento.
  • Gestión y formas de compartir el conocimiento.
  • Innovación efectiva vs. modas en management.
  • Project management en la consultoría."

Y luego al amigo Mario y surgieron otros conceptos que también me interesaron:

  • Big four vs. redes
  • PMBOK vs. Agile
  • Tarifas horarias vs. Price per value
  • Contratos vs. Relaciones
  • Profesión vs. Vocación
  • etc.

Pero siempre he tenido una espinita clavada: Estoy en una EMPRESA, en la que creo en el proyecto, que tiene sus cosas malas pero que me ha dado bastante (quizás menos que yo a ella, ya lo sé) y en la que tengo la oportunidad de hacer consultoría de otra forma pero... ¿es posible? Y justo estando en esta reflexión, llega Julen a echar leña al fuego diciéndonos que ha creado una empresa...Ya no entiendo nada, pero ¿no habíamos quedado en que esto iba de artesanía y yo para mi mismo y cosas por el estilo?

La verdad es que se trata de un asunto complicado. Cuando estás en una empresa te encuentras dentro de una espiral loca de cifras, presupuestos, precios e indicadores que te llevan a estar día tras día, semana tras semana, metido en un proyecto tras otro, ¿por qué? Porque a final del año lo que le importa al accionista es que los números salgan y para eso, te hace falta estar en esa dinámica... ¿o quizás no? Supongo que es un conflicto de esos que nos gustan a los apasionados de TOC que se merece una nube... Debería trabajar en ella. De todas formas se me ocurren un par de supuestos por los que "evaporar" el conflicto:

  • Incremetar el valor del servicio y, apoyándonos en ese "Price per value" que comentábamos, aumentar la facturación por persona, de forma que "compremos" tiempo libre para otras cosas: investigar, vida personal, publicar, etc.
  • Aumentar la eficiencia del trabajo que hacemos apoyándonos en herramientas para compartir conocimiento y, claro está, fomentar esa práctica entre los consultores del equipo.

En fin, se admiten sugerencias para "inyectar" la nube. Pero, de todas formas, me gustaría dejar una pregunta en el aire: ¿Esa consultoría 2.0 tiene tanto romanticismo implícito que es incompatible con el concepto de empresa?

2 comentarios:

Julen Iturbe-Ormaetxe dijo...

Pues sí, yo también tengo lío en la cabeza. Tengo que reflexionar un poco en cuanto me baje de este alocado ritmo que llevo últimamante. Gracias por tu reflexión. Ayuda.
Julen

Mario dijo...

Julen, te he pillado!! Eso de "Gracias por tu reflexión. Ayuda.", que te queda tan bien, nos lo dices A TODOS!!! Qué mal, qué mal!!!

En fin, estimado A., creo que esto de la Consultoría 2.0 empieza por donde empieza todo - por tener claras algunas ideas. Lo que es importante y lo que no, por ejemplo... es decir, tener claros tus Valores. Estos valores se traducen en una actitud que, como los humores, puede llegar a ser contagiosa, si un número suficiente de personas - y supongo que unas mejor que otras - consiguen desarrollarla. Con el tiempo y con su puesta en práctica, impregnará todo lo que se hace en la organización. Con pasión, foco, trabajo duro, tenacidad, ambición, vocación de servicio, etc, puedes llegar a tener - lo sé, yo lo he vivido - una consultora llena de "artesanos". Todo empieza por ahí.

Las metodologías, el software y todo lo demás también ayudan, pero no son necesarias y desde luego no son suficientes.